En 2019 el MAPF apoyó un proyecto de APAEMA (Asociación de agricultores ecológicos de Mallorca), para crear una cocina de pruebas pública donde los agricultores ecológicos puedan transformar los restos o biproductos de su producción en productos alternativos que puedan venderse en el mercado de los agricultores. Esta iniciativa tiene como objetivo crear ingresos adicionales para los agricultores ecológicos, y desarrollar un modelo de negocio más sostenible que les permita vender mermeladas, tartas y chutneys, además de producir cultivos.
Tras el boom turístico, la economía de las islas dejó de basarse en el sector primario para hacerlo en el terciario; lo que supuso una pérdida de la actividad agrícola en la isla y el consecuente abandono del campo, derivando en la degradación del paisaje y el incremento del riesgo de incendios. La Fundación para la Conservación de Mallorca cree firmemente que el suelo es una de las mayores fuentes de vida y riqueza; por este motivo apoyamos la agricultura local y sostenible, una actividad clave que no sólo moldea nuestro paisaje, sino que lo hace de forma sostenible, manteniéndolo con el paso del tiempo.
Hoy en día, la producción ecológica es un valor añadido para la agricultura.
Gracias a la creación de la cocina de pruebas pública y a los agricultores cooperantes, en el año 2021 se ha podido producir:
- Salsa de tomate: durante el verano de 2021 se han procesado unas 4 toneladas.
- Garbanzos - de junio a diciembre de 2021, se vendieron unos 6.000 tarros de 350 g.
- Hummus, purés de verduras, mermeladas de frutas, fuit seco, bombones, zumos y batidos, etc.