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En el 6º Foro Mundial del mar en Bizerte, Marcial Bardolet, miembro de nuestro consejo asesor, participó en el acto. Durante este foro, expertos de renombre y líderes en conservación marina, como Rym Benzina, Olivier Poivre d'Arvor y Pascal Lamy, se unieron para abordar los desafíos críticos que enfrentan los océanos y el mar Mediterráneo en la era del cambio climático. Con el verano de 2023 marcando un récord de temperaturas elevadas, los problemas de acidificación, aumento del nivel del mar y pérdida de biodiversidad se han convertido en una preocupación central. La urgencia de acciones concertadas para proteger ecosistemas vitales como la posidonia oceánica en las Islas Baleares fue un tema que se puso en la agenda, subrayando el papel crucial de estas praderas marinas como sumidero de carbono y bastión contra la erosión costera. El Foro concluyó con un llamado a la acción colectiva, anticipando discusiones críticas en las próximas cumbres globales para evaluar los progresos hacia los objetivos de conservación marina para las agendas de 2030 y 2050.

¿Qué es el Foro y quién estuvo presente?

El 6º Foro Mundial del Oceano en Bizerte, Túnez, (forumdelamerbizerte.com) se realiza bajo la tutela de personalidades como Rym Benzina (La Saison Bleue), Olivier Poivre d'Arvor (Embajador de Francia para los polos y los asuntos marítimos) y Pascal Lamy (Ex-Director General de la Organización Mundial del Comercio). Este “Think Tank” de los océanos se ha establecido como un espacio de diálogo y colaboración, poniendo en primer plano los desafíos y oportunidades emergentes asociados con los océanos y el mar Mediterráneo, especialmente, en el contexto del cambio climático. Este es un foro donde se reúnen unos 40 expertos internacionales, incluyendo personalidades como el Dr. Vladimir Ryabinin Secretario Ejecutivo de la Comisión Oceanográfica de la UNESCO y representantes de organizaciones como La Saison Bleue y la Fundación Oceanográfica de Mónaco.

Este año, el foco está puesto en "El océano y el Mediterráneo en la era de las aguas hirvientes". El verano de 2023 ha sido el más caluroso registrado, marcando una transición alarmante a una era de aguas muy calientes y en el que los pasos que demos entre todos será decisivo para que el océano o nuestros mares no colapsen. Los océanos enfrentan desafíos sin precedentes, incluyendo la acidificación, el aumento del nivel del mar y la pérdida de biodiversidad, y por tanto económica y social. Las previsiones y escenarios dependen del estado en el que sigamos produciendo CO2 y como mejoremos el estado de conservación del mar. En el foro, también se ha destacado la importancia de la monitorización del mar con proyectos como el Digital Twin of the Ocean

El Mediterráneo es especialmente vulnerable a los efectos del cambio climático. Este año en las Baleares hemos tenido 3 olas de calor con temperaturas en el mar de 31 grados. Las praderas de la posidonia, que son el principal hábitat marino en el mediterraneo, pueden verse afectadas dramáticamente por las temperaturas según los científicos. En el mediterraneo, en general estamos presenciando un incremento en eventos extremos que tienen un impacto devastador en los ecosistemas marinos y costeros. Nuestros sistemas dunares son por tanto también vulnerables a este calentamiento. La salud del mar Mediterráneo es esencial para la biodiversidad, la pesca y la economía local, por lo que la urgencia de medidas de protección y conservación efectivas son muy importantes. Este, siendo un Foro de expertos y no solo de representantes de los países, las conversaciones críticas y la presión a nuevos impulsos son de especial interés para realizar nuevas propuestas a los organismos internacionales.

¿Qué has querido destacar? ¿Qué papel juega la posidonia en el cambio climático?

En mi intervención, compartí la experiencia balear y la dedicación continua del Govern de las islas Baleares y la sociedad civil para la conservación de la posidonia oceánica. La experiencia balear en la conservación de la Posidonia oceánica es única en el mediterraneo y puede servir a otras regiones para elevar el nivel de consciencia y protección que tenemos en nuestras islas. Este bosque marino es esencial para la salud del Mediterráneo, pero en especial quise destacar su función para combatir la crisis climática ya que además de proteger la erosión de la costa, el sistema dunar y aportar arena, funciona también como un sumidero de carbono. Por otra parte, son numerosos los beneficios ya que oxigena las aguas y es refugio para la fauna y flora siendo imprescindible para la biodiversidad.

¿Qué destacas de Baleares en esta protección?

Baleares ha sido y sigue siendo pionera en la protección de la Posidonia. El Govern Balear y la sociedad civil han trabajado para elevar la conciencia y promover la conservación. La declaración de la Posidonia como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en Eivissa i Formentera, el trabajo realizado en el Parque Natural de Ses Salines de Eivissa i Formentera, el Decreto de Conservación de Posidonia de las islas Baleares, el “Aula del Mar” y su proyecto educativo reflejan el compromiso de Baleares y de sus ciudadanos con la conservación marina. Además, destacaría las redes tejidas con otras regiones de nuestro mar gracias al Conservation Collective y la Mediterranean Posidonia Network en las que se facilita de manera abierta el compartir conocimientos, experiencias y materiales para la educación en los temas para catalizar la conservación de las praderas marinas en todo el mediterraneo. 

 ¿Cuáles son las conclusiones o las próximas cumbres?

Las conclusiones extraídas en la Declaración del Forum de Bizerte, enfatizan la urgencia de una acción colectiva y colaborativa. La próxima cumbre en Barcelona con la Conferencia Mundial del Decenio del Océano de la ONU y la Conferencia de la Organización de las Naciones Unidas sobre los Océanos de 2025 en Niza, serán decisivas para evaluar nuestros progresos hacia los objetivos de 2030. Si no logramos hacer los deberes, los océanos, debido a su alta temperatura y los efectos devastadores en los hábitats, podrían colapsar dejando poca opción para la recuperación no solo de los océanos sino para la biodiversidad tal como la conocemos. El Mediterráneo se presenta como una zona piloto, un reflejo de los desafíos globales que enfrentamos, subrayando la urgencia de acciones concretas y colaborativas para mitigar los impactos del cambio climático de manera urgente.